viernes, 22 de abril de 2011

Uso de Plantas Alucinógenas en América



El culto de hongos aun sobrevive en México, procedente de las Semillas de la Virgen u ololiuhqui, el alucinógeno sagrado de los aztecas.
A lo largo de nuestro trabajo vamos a mencionar al etnobotánico Richard Evans Shultes, la autoridad mundialmente reconocida en el tema de alucinógenos.
La obra de La Barre, “The Peyote Cult”, así como la obra “Narcóticos del Viejo y Nuevo mundo: una interrogante estadística y una respuesta etnológica” (1970) explica la razón del uso sagrado de los hongos en la América indígena. Shultes plantea la siguiente cuestión: ¿Cómo se debe entender el hecho de que los primeros americanos conocían y utilizaban gran número de plantas psicoactivas (habían descubierto y utilizado de 80 a 100 especies diferentes) frente a las plantas empleadas en el Viejo Mundo, donde las especies de las plantas conocidas y empleadas variaban entre nada mas que 8-10 especies? Desde el punto de vista botánico todo debería ser al revés, ya que el Viejo Mundo tiene más masa terrestre que el Nuevo, su flora es muy rica y variada y contiene la misma cantidad del potencial alucinógeno. Por lo tanto Shcultes concluye que la respuesta a ese interrogante no debe ser botánica sino cultural. La Barre esta de acuerdo con eso, diciendo que el interés de los indígenas por las plantas alucinógenas está ligado directamente a la supervivencia en el Nuevo Mundo de un chamanismo paleomesolítico eurasiático que los antiguos cazadores de grandes animales llevaron consigo del Asia nororiental, y que resultó ser la base religiosa de los indios americanos.
Debido a que el chamanismo se encuentra profundamente arraigado en las experiencias extáticas, visionarias, los primeros indios americanos, al igual que sus descendientes, fueron “programados culturalmente” para una exploración consciente del medio ambiente a fin de buscar los medios de obtener el estado que deseaban.
La hipótesis de La Barre consistió en que:

  1. el uso mágico-religioso de las plantas alucinógenas por los indios americanos representa la supervivencia de un antiquísimo estrato chamánico paleolítico y mesolítico, y que el ancestro directo sea una forma arcaica de los cultos chamánicos euroasiáticos de la amanita muscaria, que sobrevivió en Siberia hasta hace poco
  2. mientras profundas transformaciones religiosas y socioeconómicas produjeron la erradicación del chamanismo extático /conocimiento de hongos intoxicantes y de otras plantas en la mayor parte de Eurasia, un conjunto muy distinto de circunstancias favoreció a la supervivencia y la elaboración de estas en el Nuevo Mundo.

Los indígenas americanos son descendientes de pequeños grupos paleoasiáticos de cazadores y recolectores que emigraron al final del paleolítico y del Mesolítico hacia el nuevo mundo a través del “puente de tierra” de 12.200 km de ancho que entonces conectaba lo que ahora son Siberia y Alaska. La edad de esas migraciones aun se discute (algunos le adjudican más de cien mil años, la mayoría entre 40 y 50 mil años a su etapa más antigua y 12-15 mil años para los últimos movimientos mayores, antes de que glaciares se derritieran). Los primeros americanos se sostenían a base de la caza de enormes animales, animales pequeños y de la recolección de plantas silvestres. Pero los primeros americanos difícilmente podrían llamarse “primitivos”, ya que el escaso material óseo de que se dispone muestra que en realidad eran modernos homosapiens que variaban del tipo  asiático-caucásico al mongoloide no especializado y por lo general se parecían a los pueblos indígenas de la actualidad (además como Shultes ha señalado a menudo, los más “primitivos” recolectores poseen sofisticados y efectivos sistemas tradicionales de clasificación del medio ambiente natural, y algunos de ellos hace mucho tiempo descubrieron como preparar complejos compuestos farmacológicos que el mundo moderno solo pudo desarrollar a partir de la bioquímica moderna).
 Los ancestros directos de los indios americanos fueron el producto no solo biológico sino intelectual de cientos de miles de años de evolución en Asia hasta llegar a un tipo moderno, y han compartido con otras poblaciones asiáticas un sistema simbólico y ritual bien desarrollado junto a otros aspectos religiosos que se originaron y luego se adaptaron a la forma de vida de cazadores y recolectores.
   Los sistemas simbólicos de los pueblos cazadores de cualquier parte son esencialmente chamánicos, por ende comparten rasgos básicos sobre el tiempo y el espacio que sugieren orígenes históricos y psicológicos comunes. En el centro del chamanismo se yergue la figura del chamán, la experiencia extática que es sólo suya, en su papel crucial como adivino, visionario, mago, poeta, cantante, artista, profeta de cacería y del clima, curandero de las enfermedades físicas y espirituales y preservador de tradiciones. Con espíritus ayudantes/aliados o familiares, el chamán es el guardián del equilibrio físico y psíquico del grupo; intercede  en las confrontaciones personales con las fuerzas sobrenaturales del mundo superior y el inferior, pues él se ha instruido en esa geografía mística a través de la crisis de la iniciación, entrenamiento y trance extático. Muchas veces el sueño extático del chaman (no siempre) ha empleado el uso de alguna planta sagrada alucinógena, con la creencia siempre de que ésta contiene un poder sobrenatural y transformador sobre el alma; esta última en los sistemas religiosos animistas-chamánicos habita en todos los fenómenos naturales, incluyendo en cosas que llamamos “inanimadas”. Sin duda el chamanismo tiene gran antigüedad: arqueología sugiere pruebas de algo muy semejante al chamanismo ya entre los neandertales de Europa y Asia hace más de 50 mil años atrás, y es posible aunque no comprobable que desde sus inicios en el chamanismo (“arcaica técnica del éxtasis”) se utilizó de las plantas alucinógenas. Esta posibilidad se vuelve más factible si se analiza la relación entre la figura del reno (con el cual el hombre fue primero cazador luego domesticador y ha vivido relacionándose con el decenas de miles de años) con el hongo alucinógeno amanita muscaria.
Si bien hablamos de las bases comunes del chamanismo en general, hay cosas que son propias de cada cultura y ningún sistema por muy conservador que sea es estático (ya que ha habido influencias e intercambios)
Las bases chamánicas incluyen numerosos conceptos: la restitución de la vida a partir de los huesos (el alma ósea), todos los fenómenos son animados, separabilidad del alma del cuerpo durante la vida (perdida del alma) por enfermedad, susto, durante el sueño; experiencia extática e iniciática especialmente de chamanes; causas sobrenaturales y curas de enfermedades, distintos niveles del universo con sus respectivos espíritus gobernantes y la necesidad de alimentarlos con su comida espiritual; transformación hombre-animal, y en realidad la transformación más que creación como el origen de todos los fenómenos, espíritus animales, guardianes y alter egos que ayudan.
Dentro del concepto de transformación se puede apreciar más claramente la razón por la cual las plantas capaces de alterar radicalmente la conciencia, llegaron a colocarse en el centro mismo de ideología.


Primer alucinógeno

Dr. Andrew Weil aclara la diferencia entre el consumo de sustancias alucinógenas como simples drogas y su culto como plantas sagradas: “el deseo de alterar periódicamente la conciencia es un impulso innato, normal, análogo al hambre o impulso sexual”. A. Weil sostiene que el deseo de estados temporales de conciencia alterada se encuentra enclavado en la estructura neurofisiológica del cerebro y no en la condición social.
La semilla roja de la sophora secundiflora parece ser uno de los alucinógenos más viejos y que más tiempo ha vivido en el Nuevo Mundo; es uno de los pocos alucinógenos fisiológicamente nocivos aunque no adictivos, llamado también “grano de mezcal” (no tiene nada que ver con el licor mexicano destilado que lleva el mismo nombre). En dosis altas produce vómitos, convulsiones y hasta muerte por fallas respiratorias. A pesar de eso fue uno de los alucinógenos mas viejos y usados, al menos es el primero del cual se tiene prueba. Históricamente estas potentes semillas fueron el foco de un complejo de sociedades medicinales, extáticas, visionarias y chamánicas entre las tribus de las llanuras sureñas de EE.UU., hasta que el culto de la semilla roja ha sido reemplazado por el cacto peyote, más benigno. La primera mención europea sobre la sophora se remonta a 1539 como un objeto de trueque entre los indios de Texas. Según las pruebas de radiocarbono la semilla ya era utilizada por los indígenas del paleolítico desde finales del anterior periodo de caza de los grandes animales durante el pleistoceno, no mucho después del cese de las ultimas inmigraciones de Asia. Varios depósitos de semillas de sophora, de artefactos relacionados con ella y de pinturas rupestres reminiscentes de los cultos históricos del grano rojo de las Llanuras Sureñas fueron encontrados por los arqueólogos en más de una docena de refugios en rodas de Texas. En Frightful Cave, la primera huella de la sophora se remonta al 7265 a.C En otra área de Texas, Trans Pecos, las semillas fueron encontradas en los niveles de 7000 a. E.C hasta el año 1000 d. E.C, cuando la Cultura del desierto finalmente dio paso a una nueva manera de vivir basada en la agricultura del maíz. Las semillas alucinógenas fueron halladas junto con huesos de enormes y extintas especies del bisonte del pleistoceno. La semilla de sophora ha disfrutado de un reino ininterrumpido de 10 mil años hasta bien adentrado el s. XIX en que se desintegro la cultura indígena tradicional, operando como foco del chamanismo extático-visionario; eso parece ser más llamativo si sabemos que entre gran cantidad de alucinógenos nativos solo el género datura o “hierba del diablo” ofrece un riesgo altamente fisiológico como la sophora secundiflora.

Peyote o San Pedro llamado así por los curanderos de la costa de Perú

Tiene una historia cultural probada de más de dos mil años en Mesoamérica, y quizá sea más antiguo que su primera representación, reconocible botánicamente en el arte de las tumbas arqueológicas que data de 100 a.C. a 100 d. E. C. Más de 10 mil huicholes y muchos otros indígenas mexicanos continúan considerando que el peyote es sagrado y que posee grandes poderes terapéuticos para el cuerpo y la mente. El uso del peyote es legal dentro del Marco de la Iglesia Nativa Americana (al igual que la ayahuasca dentro de la iglesia Daimista, Brasil), más fuera de este marco su uso o venta se considera un delito semejante al tráfico de heroína. A pesar de su hábitat desértico relativamente limitado el peyote tuvo mucha estimación en gran parte de Mesoamérica, y sus representaciones artísticas más antiguas halladas en piezas de cerámica mortuoria de México occidental datan de los años 100 a. E. C a los 200 d. E. C. Es aun valorado por muchos indios y para los huicholes permanece como en las épocas prehispánicas en el centro del sistema chamánico de religión y ritual. Sus efectos incluyen imágenes brillantemente coloridas y auras débilmente resplandecientes que parecen rodear a los objetos del mundo natural, sensaciones auditivas, gustativas, olfatorias y táctiles, junto con sensaciones de falta de peso, macroscopía y alteración de la percepción del tiempo y del espacio. La Iglesia Católica lo llamo como “raíz diabólica” Los huicholes que consideran al peyote divino y sagrado y que lo ingieren durante actos ceremoniales no han impuesto sanciones a causa de su uso extrarritual; lo emplean terapéuticamente para combatir una variedad de males físicos: para aliviar la fatiga y a menudo para tener sensaciones físicas agradables. Pero jamás se lo considera meramente una droga (error de un reportero que lo llamo así a lo que el chaman huichol respondió “la aspirina es una droga, el peyote es sagrado”). Los indios llaman al peyote “medicina” no solo en el sentido sobrenatural, como lo hacen los indios de las Llanuras, sino como un medicamento real. Para los huicholes el peyote es sinónimo del venado divino o del sobrenatural Amo de la Especie de los Venados. Lo consumen de dos maneras: una es el cacto fresco, entero o cortado en pedazos, en cuya forma equivale a la carne del venado; la otra es el cacto macerado o molido y mezclado con agua; esta combinación representa la simbiosis o interdependencia de las estaciones húmeda y seca, caza y agricultura, hembra y macho (cacto y venado son masculinos, el agua- femenina)

Los opuestos:  Ayahuasca y San Pedro.

“A pesar del trabajo de varias generaciones de investigadores, desde antropólogos y etnobotánicos, hasta farmacólogos y psiquiatras, parece que en nuestra política social no hubiéramos avanzado gran cosa desde las explosiones supersticiosas de los inquisidores españoles del s. XVI en México y de sus medios de lidiar con un elemento crucial de la religión indígena que era tan temido y aborrecido como si fuera la obra del mismo demonio.” (Peter Furst)

Otros medios de alterar la conciencia además de las plantas, utilizadas entre otros lados en América del Norte, donde se obtenían los mismos fines con medios no-químicos han sido el ayuno, padecimiento de sed, auto mutilación, tortura, insomnio, danzas incesantes y otros medios de agotamiento total, sangrías, inmersión en estanques congelados, inmersión hasta el borde de la asfixia, laceración con espinas y con dientes de animales, distintos tipos de actividad rítmica, meditación, cantos, tambores y música.
En realidad algún tipo de ordalía, usualmente en forma de privación de lo que es normal en cuanto al alimento, sueño, sexo durante distintos lapsos de tiempo, es casi siempre un requisito para el uso de alucinógenos y juega un papel importante en la intensificación de la experiencia extática.
Por ejemplo, volviendo al peyote, es parte del ritual, hacer una peregrinación, un viaje de mas de 450 km, tradicionalmente a pie, hacia Wirikuta, lugar sagrado en el centro del N de México, donde se cosecha el cacto sagrado; el peregrino ya se encuentra al borde de agotamiento, sin dormir nada o casi nada. A eso se le suma la emoción por la comprensión de lo sagrado del acto en si, la importancia del bienestar de su pueblo, observancia de una serie de rituales a lo largo del camino. La sal está estrictamente prohibida desde varios días antes del peregrinaje, durante el mismo y después; a eso se le suma una gran cantidad de cigarrillos del tabaco nativo, nicotina rústica, muy potente, envuelta en hojas de maíz; también se hace una purificación comiendo cantidades impresionantes del mismo tabaco. Por ende el nivel de conciencia ya es muy distinto a pesar de que la planta aun no ha sido ingerida.

    La manera en que así como los propósitos por los cuales las sociedades tradicionales emplean sustancias químicas alucinógenas son muy distintos, como lo son las actitudes con que se toman esas drogas y sus efectos. En las sociedades tribales las plantas psicotrópicas son sagradas y mágicas, son percibidas como seres vivientes, con atributos sobrenaturales que sirven al chaman como puente entre distintos mundos. La experiencia extática producida por los alcaloides naturales es compatible con los sistemas filosófico-religiosos tradicionales. Las plantas psicotrópicas han ayudado a determinar la historia de la cultura, puesto que, típicamente, durante el trance extático el individuo confirma por si mismo la validez de las tradiciones tribales que ha escuchado recitar a sus mayores desde su primera infancia. Las plantas mágicas entonces actúan para validar y para ratificar la cultura, no para facilitar medios temporales que permitan escapar de ella: “es como mis padres me habían contado.”
Lo que varía obviamente es la sociedad, no la química, puesto que las mismas drogas u otras químicamente similares pueden funcionar diferentemente en situaciones culturales distintas: consideradas benignas y sagradas en unos contextos y maléficas y peligrosas en otros.

Desde el principio de las conquistas a finales del s. XV, los europeos tomaron nota con fascinación, miedo y repugnancia de las costumbres indígenas que eran partes indispensables del ritual y la religión aborigen: la intoxicación extática con distintas plantas, asociándolo con la obra del demonio y viendo en eso un obstáculo para la conversión de los nativos. Mientras lo que se originaba es el uso clandestino de las plantas sagradas y la confirmación en las creencias autóctonas por parte de los mismos nativos, así como un encubrimiento de las prácticas autóctonas con los nombres cristianos (las semillas de la virgen, por ejemplo).
Las primeras referencias europeas de la intoxicación ritual datan de los viajes iniciales del descubrimiento, finales del s. XV. Un comisionado de Colon, llamado Ramon Pane describió los ritos en los que los nativos inhalaban una hierba intoxicante que ellos llamaban coba; sus semillas aun las usan las tribus sudamericanas para preparar sus inhalantes intoxicantes. Erróneamente se la identifica con el tabaco. Pane comenta: “se creían en comunicación con el mundo sobrenatural, inhalaban ese polvo potente a través de los tubos de 30 sm y los brujos por lo general tomaban droga con sus pacientes para poder averiguar la causa de sus aflicciones y el tratamiento correspondiente.
En las primeras décadas del s. XVI los conquistadores españoles de México descubrieron que los indios poseían una considerable farmacopea psicoactiva que incluía varias clases de hongos sagrados, peyote, datura (este último también utilizado en la medicina y brujería europea medieval) y especialmente unas especies potentes de tabaco llamadas piciétl. Los indígenas de Mesoamérica no solo descubrieron y experimentaron las propiedades activas de muchas plantas, sino que también, exitosamente, intentaron mezclas de especies no relacionadas con el propósito de activas sus principios activos o de potenciar sus efectos. A pesar de que en la literatura colonial hay referencias a la intoxicación ritual por medio de plantas, en Sudamérica las fuentes anteriores al s. XIX no son satisfactorias y son pocas cosas que pueden considerarse científicas.
Además del consumo de plantas por inhalación, infusión o fumata, otro medio de consumir la sustancia psicodélica era a través del enema: los enemas intoxicantes al igual que los medicinales han sido descritos en las más antiguas narraciones europeas de costumbres nativas que datan del siglo XVI. El jugo del tabaco, ayahuasca entre otros se usaban para preparar inhalantes alucinógenos y bebidas intoxicantes también se utilizaban para enemas en el oeste de Sudamérica. Los diccionarios quechuas mas antiguos mencionan jeringas para huilca y el cronista del s. XVI Poma de Ayala reporta enemas hechos con semillas alucinógenas de huilca entre los incas. Las jeringas para enemas aparecen en el arte pictórico de la civilización moche que antecede a la de los incas mas de mil años. Los antiguos mayas también empleaban enemas y dentro del arte maya también han sido descubiertas las jeringas para enemas: un ejemplo: vaso pintado que data de 600-800 d.C. en el cual se muestra a un hombre que porta una lavativa que el mismo se aplica y a una mujer que lo aplica al hombre. La jeringa huichol se hace con el fémur de un venado pequeño y la pera con la vejiga de venado. Los huicholes dicen que los chamanes que toman su infusión en forma de enema tienen estómagos débiles para tolerar la planta amarga que muchas veces provoca vómitos y nauseas.
No obstante, el enema del jugo del tabaco es mas bien reciente en la historia del éxtasis nicotínico, pero el beber tabaco en forma de infusión almibarada es una de las practicas más tempranas: beberlo en grandes cantidades después de periodos prolongados de ayuno, generalmente seguido por la iniciación chamánica del neófito en la bebida ritual de la ayahuasca o banisteriopsis caapi. El tabaco también se introduce por la nariz dentro del simbolismo y la farmacopea urbana de Perú seguida de la toma del cacto de San Pedro.

Cannabis

 El origen de  cannabis se halla en los alrededores del Asia Central donde ahora quedan sus representantes verdaderamente mas salvajes y de donde se difundió en épocas tempranas a otras partes del viejo mundo y también del nuevo, luego de la conquista. Las evidencias literarias, folklóricas, históricas y arqueológicas de  su uso en la medicina antigua y como intoxicante ritual son extensas, y comienzan con un tratado chino que habla de sus valores terapéuticos, atribuido al emperador Shen Nung, se dice que se remonta al año 2737 a. E. C

     Ayahuasca

 Caapi- Llamada también como “enredadera de las almas”, es la enredadera sagrada del chamanismo extático del amazonas, tiene no menos de 100 especies y es la base de las potentes bebidas alucinógenas del Amazonas, llamada también como kahpi, gahpi, mihi, dapa, pinde, yajé, etc., dependiendo del idioma local. En quechua, el lenguaje de los incas de Perú prehispánico y de millones de indígenas de los Andes en la actualidad, la bebida se denomina como ayahuasca que significa “enredadera de las almas”, mientras que yajé es una palabra tukanoana. No se puede afirmar con exactitud en que momento los indios del alto Amazonas descubrieron los efectos de la enredadera, pero parece estar bien establecida desde 3000 a. E. C o incluso antes. La mitología tukanoana ubica el origen de yajé en los principios mismos del orden social, que apareció poco después de que el sol masculino fertilizara la tierra femenina con sus rayos fálicos. Cuando todo el ritual yaje se lleva a cabo correctamente de acuerdo a las tradiciones sagradas, desde el corte inicial de la enredadera a la preparación de la bebida hasta la interpretación de sus efectos alucinógenos, es altamente formalizado de principio a fin por una serie de requerimientos ceremoniales y tabúes. La vasija de barro que va a contener el líquido es un objeto ceremonial que simboliza el vientre  maternal y los procesos creativos de gestación. Los diferentes símbolos con los que se decora representan fertilización y fecundación, incluyendo en su base una vagina y clítoris pintados. Antes de que la vasija pueda usarse tiene que purificarse ritualmente con el humo del tabaco.

Es importante la relación entre el chamanismo y la transformación del jaguar y del papel del yaje y de otros intoxicantes en este contexto. Es un fenómeno común del chamanismo sudamericano, hasta el punto en que casi ninguna parte el jaguar es considerado simplemente un animal aunque sea especialmente poderoso sino sobrenatural, frecuentemente visto como la reencarnación de chamanes vivos o muertos. En varios idiomas indígenas los términos del chamán y jaguar son idénticos o están cercanamente emparentados; a su vez la transformación chamán-jaguar esta relacionada con el transe extático por medio del tabaco, yaje o virola (depende del pueblo).
Temas comunes en las experiencias del yaje reunidos en distintas partes de Amazonas:

  1. la sensación de que el alma se separa del cuerpo físico y realiza un viaje, a menudo con sensación de vuelo
  2. visiones de jaguares y serpientes sobre todo
  3. un sentido de contacto con lo sobrenatural, ya sea con demonios o en el caso de los indios evangelizados, dios, cielo e infierno.
  4. visiones de personas lejanas, paisajes, ciudades interpretadas por los indios como clarividencia
  5. la sensación de conocer los detalles de delitos recientes que no se han solucionado (capacidad de adivinación)
  6. alucinaciones auditivas, visiones de ciertas formas geométricas, auras, la muerte de uno mismo, combates con demonios y animales, cambio constante de ciertas formas que se disuelven unas en otras, etc.
  7. inmersión en los tiempos míticos donde todo es posible, la transposición del “aquí y ahora” con “allá y luego”, lo cual es común a la experiencia iniciática
Los tuaknos atribuyen todo lo que nosotros llamamos “arte” a las imágenes que ocurren en el sueño de yaje: los sorprendentes diseños policromos que adornan los frentes de las casas, los motivos abstractos de su cerámica, las telas de corteza, los instrumentos musicales todos aparecieron y recurren constantemente a la bebida de yaje. Según los tukanos los motivos geométricos o no figurativos que se interpretan en términos de exogamia, incesto, fertilidad y demás, aparecen como primeros efectos del yaje y son seguidos pro escenas del mundo mítico, con imágenes bien definidas de animales, especialmente felinos y reptiles, pájaros y otros seres.

Lilia S. Bykova